jueves, 21 de agosto de 2008

El Cancer Social

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El cáncer social

Por: Elieser Cruz García

El cáncer es un grupo de más de 200 enfermedades diferentes. Puede describirse generalmente como un crecimiento y una propagación descontrolada de células anormales que degenera el organismo del ser humano, de la misma manera la corrupción es un cáncer moral que destruye nuestra sociedad.

El fenómeno de la corrupción en Republica Dominicana no se debe atribuir a una gestión de gobierno (aun que es tiene mucha responsabilidad) y al ámbito puramente político. Se trata de una práctica perniciosa de muchos años de existencia y muy enraizada en la sociedad dominicana.

La evaluación que hacen organismos como Transparencia Internacional sobre la materia en cuestión, indica que el panorama no ha variado mucho con relación a los parámetros anteriores. La corrupción continúa existiendo en el seno de la cultura nacional. La realidad es que no es exclusiva de los políticos, de los partidos y de los funcionarios de gobiernos, es, más bien, un fenómeno cultural que debemos encarar con seriedad y respnsdabilidad.

El problema es que estamos acostumbrados a valorar la corrupción según la magnitud del hecho. Es decir, hablamos del funcionario o del gobierno que desvía cuantiosos recursos, pero no hablamos de las pequeñas variables donde los ciudadanos ejecutan, también, la acción.

¿Cuándo se han visto los medios dando seguimiento al enjuiciamiento de un policía, de un recogedor de basura del ayuntamiento, de un vendedor de material pirateado, de un servidor público o privado por exigir pago por un servicio gratuito al ciudadano?

Son esas prácticas pequeñas los indicadores de un comportamiento social tenido como normal y que el año significó más de seis millones de pesos, según la firma encuestadora Gallup.

La lucha contra la corrupción no es solo atacar a un funcionario, a un partido o a un Gobierno, es cambiar la actitud, el pensamiento y la conciencia moral y cívica de nuestros ciudadanos.

Esta no es una práctica que se ejecuta sola. Cuenta con la participación, confabulación, acción, silencio y estimulo de muchos. Causa horror escuchar a una madre repetir a su hijo la frase aquella de: “hijo hazte de dinero honradamente, pero si no puede, hazte de dinero a como de lugar, por la frase aquella de que el fin justifica los medios”.

Todos los ciudadanos somos responsables y corresponsales de este mal. En lugar de denunciar y condenar muchas veces celebramos, compartimos y tratamos con admiración sumisa a quien debe ser abochornado, procesado y condenado por esta práctica odiosa. La corrupción es una manifestación de los antivalores que se entronan en la sociedad y que necesitan ser combatidos en las escuelas, iglesias, clubes, a través de los medios de comunicación y en el seno de la familia.

El afán por dinero, lucro, poder y reconocimiento, está destruyendo el carácter, los valores, responsabilidades, compromisos y obligaciones de muchos ciudadanos. Sin obviar los mecanismos coercitivos, es la sociedad misma la que tiene que tomar la decición para controlar el cáncer de la corrupción.

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